¡Oh Padre
Celestial!, haz que en mi hogar nunca existan signos de
Maldad.
Envía a tus Ángeles, Arcángeles, Serafines y
Querubines,
para que sean guardianes de mi casa y para que
Alejen al
intruso que por algún motivo trate de arrojar objetos
De maldad
o maldiciones que perjudiquen la paz y la
Tranquilidad
de los que allí moramos. Envía también tú
Bendición
y aleja para siempre las maldades que pueda haber.
No
permitas, Dios Querido, que mi casa se ensucie por la
Maldad de
mis enemigos.
Amén.
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