Todo cuanto fray Martín hacía
en sus prácticas y obligaciones y en relación con sus semejantes, era efecto de
su amor a Dios. Cuando oraba, pues, se hallaba como en su centro: con
frecuencia perdía el uso de los sentidos, quedando largo rato en éxtasis.
Muchos
testigos dieron testimonio, de haberle visto repetidas veces elevado algunas
varas sobre el suelo, en su celda, en la Iglesia, y en la sala capitular
conversando con la imagen de Cristo Crucificado.
Si a esto añadimos la
sublimidad del momento en que recibía a Jesús Sacramentado en que se sentía
como en u na gloria anticipada, conversando íntimamente con su Dios, no nos
extrañará el que, aceptando Dios tan grande amor, hiciera tan poderoso a su
fiel y amante Siervo.
Pídase la gracia que se
desea.
Un Padrenuestro, tres Avemarías y un Gloria.
Oraciónde Refuerzo
¡Oh Dios mío, que tan generoso
sois con quien os ama con sinceridad de corazón; os amarnos, pero deseamos
amaros más y más! Haced que por intercesión de San Martín, aumente nuestro amor
a Vos. Y tú, Martín benditísimo, ruega por nosotros, alcánzanos el amor puro de
Dios, que nos hará dulce el vivir según su ley. Consíguenos también las demás
gracias que sabes necesitamos y esperáramos por tu intercesión poderosa y los
méritos de Nuestro Señor. Amén
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