Oremos.
Dios y Padre de Nuestro Señor Jesucristo, invocamos tu santo Nombre y suplicantes imploramos tu clemencia, para que, por la intercesión de la Inmaculada siempre Virgen María Madre de Dios, del Arcángel San Miguel, de San José Esposo de la Santísima Virgen, de los santos Apóstoles Pedro y Pablo y de todos los Santos, te dignes prestarnos tu auxilio contra Satanás y todos los demás espíritus inmundos que vagan por el mundo para dañar al género humano y para la perdición de las almas. Amén.
Exorcismo:
Te exorcizamos todo espíritu maligno, poder satánico, ataque del infernal
adversario, legión, concentración y secta diabólica, en el nombre y virtud de
Nuestro Señor Jesucristo, para que salgas y huyas de la Iglesia de Dios, de las
almas creadas a imagen de Dios y redimidas por la preciosa Sangre del Divino
Cordero. En adelante no oses, perfidísima serpiente, engañar al género humano,
perseguir a la Iglesia de Dios, zarandear a los elegidos y cribarlos como el
trigo.
Te lo manda Dios Altísimo, a quien en tu insolente soberbia aún pretendes
asemejarte, “el cual quiere que todos los hombres se salven y lleguen al
conocimiento de la verdad” (II Tim. 2). Te lo manda Dios Padre te lo manda Dios
Hijo; te lo manda Dios Espíritu Santo.
Te lo manda la majestad de Cristo, el
Verbo eterno de Dios hecho hombre, quien para salvar a la estirpe perdida por tu
envidia, “se humilló a sí mismo hecho obediente hasta la muerte” (Fil. 2); el
cual edificó su Iglesia sobre roca firme, y reveló que los “poderes del infierno
nunca prevalecerían contra ella,
Él mismo había de permanecer con ella todos los
días hasta el fin de los tiempos” (Mat. 28, 20). Te lo manda el santo signo de
la Cruz y la virtud de todos los Misterios de la fe cristiana. Te lo manda la
excelsa Madre de Dios, la Virgen María, quien con su humildad desde el primer
instante de su Inmaculada Concepción aplastó tu orgullosa cabeza.
Te lo manda la fe
de los santos Apóstoles Pedro y Pablo y de los demás Apóstoles. Te lo manda la
sangre de los mártires y la piadosa intercesión de todos los Santos y Santas.
Por tanto, maldito dragón y toda legión diabólica, te conjuramos por Dios vivo, por Dios verdadero, por Dios santo, que “de tal modo amó al mundo que entregó a su unigénito Hijo, para que todo el que crea en Él no perezca, sino que viva la vida eterna” (Juan 3); cesa de engañar a las criaturas humanas y deja de suministrarles el veneno de la eterna perdición; deja de dañar a la Iglesia y de poner trabas a su libertad. Huye Satanás, inventor y maestro de toda falacia, enemigo de la salvación de los hombres. Retrocede ante Cristo, en quien nada has hallado semejante a tus obras.
Por tanto, maldito dragón y toda legión diabólica, te conjuramos por Dios vivo, por Dios verdadero, por Dios santo, que “de tal modo amó al mundo que entregó a su unigénito Hijo, para que todo el que crea en Él no perezca, sino que viva la vida eterna” (Juan 3); cesa de engañar a las criaturas humanas y deja de suministrarles el veneno de la eterna perdición; deja de dañar a la Iglesia y de poner trabas a su libertad. Huye Satanás, inventor y maestro de toda falacia, enemigo de la salvación de los hombres. Retrocede ante Cristo, en quien nada has hallado semejante a tus obras.
Retrocede ante la Iglesia una, santa, católica y apostólica, la que el mismo Cristo adquirió con su Sangre. Humíllate bajo la poderosa mano de Dios. Tiembla y huye, al ser invocado por nosotros el santo y terrible Nombre de Jesús, ante el que se estremecen los infiernos, a quien están sometidas las Virtudes de los cielos, las Potestades y las Dominaciones; a quien los Querubines y Serafines alaban con incesantes voces diciendo: Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios de los Ejércitos.
Señor, escucha mi
oración. R. Y llegue a Ti mi clamor.
(El Señor esté
con vosotros. (Sólo si es un sacerdote)
R. Y con tu
espíritu).
Oremos.
Dios del Cielo y de la tierra, Dios de los Ángeles, Dios de los Arcángeles, Dios
de los Patriarcas, Dios de los Profetas, Dios de los Apóstoles, Dios de los
Mártires, Dios de los Confesores, Dios de las Vírgenes, Dios que tienes el poder
de dar la vida después de la muerte, el descanso después del trabajo, porque no
hay otro Dios fuera de Ti, ni puede haber otros sino Tú mismo,
Creador de todo lo visible y lo invisible, cuyo reino no tendrá fin: humildemente te suplicamos que tu gloriosa Majestad se digne libramos eficazmente y guardamos sanos de todo poder, lazo, mentira y maldad de los espíritus infernales. Por Cristo Nuestro Señor. Amén.
Creador de todo lo visible y lo invisible, cuyo reino no tendrá fin: humildemente te suplicamos que tu gloriosa Majestad se digne libramos eficazmente y guardamos sanos de todo poder, lazo, mentira y maldad de los espíritus infernales. Por Cristo Nuestro Señor. Amén.
De las asechanzas
del demonio.
R. Líbranos,
Señor.
Haz que tu
Iglesia te sirva con segura libertad.
R. Te rogamos,
óyenos.
Dígnate humillar
a los enemigos de tu Iglesia.
R. Te rogamos,
óyenos.
(Se rocía con
agua bendita el lugar y a los presentes).
Señor, no
recuerdes nuestros delitos ni los de nuestros padres, ni tomes venganza de
nuestros pecados (Tobías 3, 3).
Padre nuestro….
Y ahora rezar la siguiente oración:
PODEROSA
INVOCACIÓN PARA PEDIR PROTECCIÓN
¡Adoración!
¡Adoración! ¡Adoración! ¡A Ti oh arma poderosa!
¡Adoración!
¡Adoración! ¡Adoración! ¡A Tu Sangre Preciosa! Misericordioso Jesucristo
Agonizante, derrama Tu Sangre Preciosa sobre las almas. Satisface nuestra sed, y
vence al enemigo. Amén.
Poderosa Sangre
de Salvación, combate al enemigo. (3 veces).
Y finalmente:
ORACIÓN DE COMBATE A SAN MIGUEL
Se llama primero a San Miguel, pidiéndole permiso al Padre celestial con el rezo
de un Padrenuestro. Luego se dice la oración que se enseñó para estos tiempos:
San Miguel Arcángel: Defiéndenos en la pelea contra Satanás y sus demonios; sed
nuestro amparo y protección; que el Altísimo os dé el poder y el permiso para
que nos asistáis y que Dios haga oír su voz imperiosa para que expulse a Satanás
y sus demonios que quieren hacer perder la humanidad. Que tu grito: "Quién como
Dios, nadie es como Dios", someta a Satanás y sus demonios bajo nuestros pies.
Amén.
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San Miguel en ti confio y me refugio. M
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