Amadísimo padre y Señor,
no me reprendas en Tu furor y no me escarmientes en Tu cólera.
Ten piedad de mí
porque soy débil; cúrame porque mis huesos estan quebrados. Ni las mecidinas me
hacen efecto, ni los remedios causan curación; es Tu palabra todopoderosa.
Oh
Señor, cúrame y estaré salvado.
En el Nombre de La virgen María Amén.
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